Su historia

Formación
y equipamiento

Como hemos visto, cientos de voluntarios procedentes de los CFA se unieron en Argelia y Marruecos a los ejércitos franceses libres (FFL) en el verano de 1943. Presentes en la mayoría de las unidades que componían la 2a DB, fueron concentrados sobre todo en el RMT. De hecho, más del 85 por 100 de los voluntarios españoles que estuvieron a las órdenes de Leclerc formaban parte de este regimiento, y fueron integrados, mayoritariamente en su tercer batallón.

A su formación, en agosto de 1943, dicho batallón, liderado por Joseph Putz se componía de tres compañías de combate: la novena, la decima y la undécima; una compañía de apoyo o acompañamiento (CA3) y una especial (Compagnie Hors de Rang, CHR). Todas ellas contaron con presencia española, pero sin  duda la Nueve fue la que concentró un mayor número de efectivos españoles. Y para mandarla, Leclerc eligió́ a Raymond Dronne.

Trasladados primero a Argelia y después a Marruecos, los hombres de la Nueve fueron concentrados, armados y entrenados en el norte de África durante más de diez meses. Durante este periodo su instrucción se desarrolló en varias etapas. La primera en Jijel (Argelia) durante el verano de 1943, la cual estuvo caracterizada por el entrenamiento físico y las incorporaciones de última hora que terminaron de definir la estructura y el personal de la compañía.

La segunda Skhirat (Marruecos), una pequeña localidad situada entre Rabat y Casablanca, en plena costa atlántica  donde permaneció́ acantonada la Nueve  durante el otoño-invierno de 1943 hasta que, a finales de abril, fue trasladada en tren a Orán, puerto desde el que semanas más tarde partió́ rumbo a Europa. Este periodo estuvo marcado por la recepción del material norteamericano y su montaje, el entrenamiento y los permisos.

Rafael
Gómez

Daniel
Hernández

Tal y como recordaba Rafael Gómez, «durante el tiempo que estuvimos en Marruecos, recibimos el material norteamericano. Íbamos todos los días al puerto a abrir cajas». En ellas los hombres de la Nueve encontraron nuevo armamento y vehículos que hubieron de montar y trasladar hasta su vivac en Skhirat, para habituarse a él y completar un intenso periodo de formación de más de cuatro meses. No en vano, Daniel Hernández apuntaba hace unos años que «el material llegaba a Casablanca en cajas y lo montábamos nosotros mismos. Empezamos a entrenarnos con fuego real […] hubo heridos, incluso muertos. Adoptamos el sistema americano, todo el mundo sabía hacer de todo: conducir un half-track, un camión, utilizar diferentes armas […]. De esta manera si un suboficial caía, inmediatamente era reemplazado».

Por norma general, los permisos que disfrutaron los hombres de la Nueve en territorio norteafricano se desarrollaron sin incidentes, aunque casos como el de Luis Reyes, declarado desertor a finales de abril de 1944, ofrecen una imagen deliciosamente imperfecta del grupo humano que conformaban nuestros cosacos.

Luis Reyes

Nacido en Madrid en 1914, Reyes, periodista de profesión, casado y sin hijos, huyó a Francia antes de que finalizase la Guerra Civil española. Alistado en la Legión extranjera primero y en los CFA más tarde, alcanzó las filas de la Nueve en el verano de 1943. Miembro original de la compañía, desertó el 22 de abril de 1944 en Rabat tras pasar consulta médica en la capital. El motivo: seguir a una camarera de la Medina de origen español: Alicia. La pena: verse degradado a soldado raso cuando ostentaba el grado de sargento-jefe, ser trasladado al depósito de tropas de Casablanca, y finalmente ser trasladado a la compañía de acompañamiento del Regimiento de Infantería Colonial de Marruecos en su guarnición de Rabat. Condenado a diez años de prisión tras la guerra, fue amnistiado en 1969, noticia que recibió en Marsella, ciudad en la que se instaló al término del segundo conflicto mundial.

Soldados de la Fuerzas Francesas libres fotografiados junto a sus vehículos en una revista de tropas en Marruecos en 1943. Fond Comité d’histoire de la Deuxième Guerre mondiale / Service Historique de la Défense. 04584.

Equipada con material norteamericano, la Nueve se convirtió́ en Marruecos en una unidad blindada de infantería motorizada dividida en tres secciones de combate. La primera la mandaba el subteniente sevillano Vicente Montoya, alias el Cabrero, antiguo oficial de carabineros en España que antes de incorporarse a la Nueve acumuló experiencia militar en el ejército republicano español, la Legión extranjera francesa y los CFA. La segunda, el subteniente parisino Michel Elias, estudiante y exintegrante del 26o RTST, jefe de grupo en los Chantiers de Jeunesse, evadido de Francia por España, internado en el campo de Miranda de Ebro y voluntario FFL. Mientras que al mando de la tercera encontramos al anarquista Hipólito —Miguel— Campos, combatiente experimentado en África que resultó capital en la recluta de voluntarios españoles FFL en Marruecos y Argelia durante la primavera de 1943.

Soldado empleado en la cadena de montaje de Oran. Otoño de 1943. Fond Comité d’histoire de la Deuxième Guerre mondiale / Service Historique de la Défense. 04548.

De vuelta a Europa